Para nosotros el 2018 empezó con grandes cambios, básicamente los cambios que llegan cuando un doctor te dice que tienes cancer.
Definitivamente no fue la mejor manera de empezar un año en el que esperábamos realizar nuevos sueños. Ya habíamos conseguido alcanzar el momento para dar el salto de la moto a la furgoneta para viajar de forma diferente cuando llego el diagnóstico que nos cambio bastante la vida.
De un día para otro cancelamos todos los planes, nuestro estilo de vida y trabajo no era compatible con las operaciones y el tratamiento y aunque la inercia nos empujaba a seguir viajando estábamos obligados a poner el freno de mano.
Hoy hemos saboreado cada kilómetro
Pero hoy cerramos ese ciclo y finalmente volvimos a la ruta, a dormir bajo las estrellas y a viajar sin saber donde acabaremos el día. Lo primero que descubrimos es que parar no fue algo tan malo, hoy hemos viajado todo el día con una sonrisa, saboreando cada kilómetro en la ruta sin despreciar a ninguno. Quizás si no hubiésemos hecho esta pausa de viajes hubiera sido diferente.
Primer día, primera frontera y primer desafío.
Montañas nevadas y estrechas rutas de Kosovo en invierno pueden ser interesantes si como a Manu recién aprendiste a conducir vehículos de 4 ruedas, ni mis nervios de copiloto de Manu ni la noche helada de Brezovica a -10ºC nos quito la ilusión del día de hoy porque acabábamos de conseguir lo que nos prometimos aquel día cuando el cancer llego a nuestras vidas, y es que estaríamos viajando antes de que acabe el año. 28 de diciembre y aquí estamos, el 2019 lo empezaremos en movimiento dejando claras las intenciones de como queremos que sea el resto del año.
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